Ella caminaba sola

Salió el domingo, como todos los domingos a comprar el pan y entonces fue cuando la vio.
La mujer que se encontraba en la acera de enfrente, parecía mantener una importante conversación consigo misma y él, movido por la curiosidad, cruzó la calle. Quería saber cuál era el tema que tan enfrascada le tenía. Sin que ella se diera cuenta, se situó detrás y se esforzó en escuchar sus palabras:
―Ya es hora de que se venga conmigo. Me encuentro muy sola. No debería haberme dejado…
El hombre se rio al oírla, provocando que la mujer se girase hacia él.
― Hola Federico ―le dijo al verlo.
Asombrado, el cotilla, reconoció a su exmujer, a la que llevaba diez años sin ver.
―Te estaba buscando ―siguió hablando ella―. Hoy te has retrasado. Tu pan, ya se lo ha llevado otro.
Y sin decirle nada más, sacó una pequeña pistola del bolso y descargó seis balas sobre él.
―Que bien que hayas venido Fede… ―se le oyó decir mientras continuaba caminando sola.
¿O quizás ya no iba tan sola?